Llego el día

  Sonó el despertador. Abrí lentamente los ojos y pude comprobar que eran las 7:30 de la mañana, el día tan esperado había llegado. Después de asearme, tomé un café con leche y moje tres galletas, no tenía apenas hambre pero he de reconocer que me gusta sentir algo en el estomago antes del gran acontecimiento. Me asomé por la venta y vi que estaba nublado y tras abrirla, la brisa golpeó en mi cara pudiendo comprobar que hacia fresco. Sin duda era el día perfecto.  Me di una rápida ducha, con agua fría en las piernas para que la circulación se activase. Me vestí con el equipaje y Salí de casa. Después de conducir casi media hora llegué al circuito. Allí me esperaban los compañeros de equipo, todos nerviosos por comenzar la carrera. Despúes de charlar un rato sobre los entrenos de los últimos días comenzamos a calentar. Trotamos suave durante 20 minutos e hicimos unos estiramientos. Se palpaban los nervios en el ambiente… Hice varios sprints, tras lo cual el juez nos llamó para la línea de salida. Todo estaba echo, ya no había vuelta atrás. Sabía que había entrenado muy duro los últimos meses y que tenía que hacer una gran carrera, la carrera de mi vida. Faltaba un minuto para dar la salida. Giré la cabeza y vi a los favoritos a mi derecha. No me importaba, no iba a ganarles, solo quería ganarme a mi mismo y mejorar mi marca del año pasado. Tres, dos, uno, el disparó sonó y a partir de ese instante las dudas se desvanecieron, los nervios se convirtieron en felicidad y comencé a disfrutar de lo que más me gusta hacer:

                                                                                 .........Correr